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Al menos 39 personas murieron ayer en nuevos atentados de la insurgencia en Irak, el más sangriento de ellos ocurrió en Bagdad y tuvo como blanco un restaurante frecuentado por policías iraquíes. El atentado contra el restaurante «Qaddur», en la zona aledaña al río Tigris, fue cometido por un suicida que se inmoló cuando numerosos policías y civiles tomaban su desayuno.

Los restaurantes de Abu Nawas eran conocidos entre los más turísticos de Bagdad en los tiempos de Sadam Husein, cuyo régimen fue derrocado en abril de 2003. Ya en otras ocasiones los grupos terroristas han elegido restaurantes y cafés frecuentados por policías y militares, donde han causado abundantes víctimas, el último de ellos tuvo como blanco varios hoteles bagdadíes en octubre pasado y segó la vida de 17 personas.

Fuentes de la seguridad cifraron en 35 los muertos y 18 los heridos y aseguraron que muchas de las víctimas de la explosión, la más sangrienta en varias semanas en Irak, eran agentes de policía. Soldados estadounidenses e iraquíes cortaron todos los accesos a la calle Abu Nawas, donde se localiza el «Qaddur», uno de los más visitados por la policía y agentes de seguridad, que tienen cerca una comisaría.

En Tikrit, ciudad natal de Sadam Husein, situada a unos 170 kilómetros al norte de la capital, al menos cuatro personas murieron y ocho más resultaron heridas por la explosión de un coche bomba contra un centro de reclutamiento militar. El coche bomba estalló a las afueras de un consultorio médico donde los reclutas estaban pasando algunas pruebas necesarias antes de su entrada en el Ejército.

Por otro lado, fuentes policiales informaron ayer de que Hatem al Hasani, hermano del presidente del Parlamento iraquí, Hachem al Hasani, fue secuestrado el pasado martes en Kirkuk, a unos 350 kilómetros al norte de la capital. Según las fuentes, tres hombres armados sorprendieron el martes a Hatem al Hassani y dos de sus guardaespaldas en su barrio de Hay al Wasseti en Kirkuk. De allí fueron conducidos a paradero desconocido.