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La ola de disturbios en los barrios conflictivos de Francia ha relanzado el debate sobre el castigo a los padres irresponsables y el fenómeno de la poligamia entre inmigrantes.

La declaración del ministro delegado de Empleo, Gérard Larcher, en un diario británico ayer de que la poligamia es una de las causas del estallido de violencia en los barrios marginados, marcados por un alto índice de paro, delincuencia e inmigración, fue respaldada por Bernard Accoyer, jefe del grupo parlamentario de la UMP. En concreto dijo que la poligamia es «seguramente una de las causas» de los disturbios, y deploró el «gran laxismo» de las autoridades ante ese fenómeno.

Aunque oficialmente está prohibida en Francia y se castiga con prisión, la poligamia es tolerada, aunque desde 1993 se conceden visados a una sola esposa por familia. Ello hace que muchas mujeres entren clandestinamente en el país, donde se calcula que hay al menos unas 20.000 familias polígamas.

Además de ser una «negación» de los derechos de la mujer y de impedir una «educación necesaria en una sociedad organizada», la poligamia plantea problemas de vivienda: «Decenas de personas no pueden vivir en un mismo apartamento», dijo Accoyer.