Jack Straw fue el encargado de explicar la propuesta del Reino Unido sobre los presupuestos de la UE.

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La presidencia británica de la UE planteó ayer, en su primera propuesta de negociación para los presupuestos del periodo 2007-2013, una reducción del montante global de las fondos comunitarios que perjudicaría particularmente a los nuevos Estados miembros y que suscitó críticas generalizadas. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, la tachó de inaceptable, un «presupuesto para una mini-Europa». Francia habla de «ruptura del equilibrio».

Con respecto al último texto de la presidencia luxemburguesa (1,056% de la Renta Nacional Bruta -RNB- de la Unión o 871.514 millones de euros), la propuesta británica rebaja el montante global de gasto hasta el 1,03% de la RNB o 846.754 millones de euros para el periodo.

La presentación de la propuesta tuvo como escenario una rueda de prensa en Londres en la que el ministro de Exteriores británico, Jack Straw, se esforzó más en apaciguar las críticas nacionales por la posible rebaja del llamado «cheque británico» que en dar contento a las aspiraciones del resto de Estados miembros.

Londres, que rechazó en junio la propuesta de la anterior presidencia luxemburguesa de congelar el cheque, sólo acepta ahora renunciar a una parte del incremento previsto en su dotación, que pese a ello crecería desde los 5.000 millones de euros al año actuales hasta los 7.000 millones, subrayó Straw.

La renuncia equivaldría en cualquier caso a 8.000 millones de euros en todo el periodo, «el precio justo», según Straw, que el Reino Unido debe pagar por el coste de la ampliación de la UE y que irá a parar «exclusivamente» a los diez nuevos Estados.

Pero las cuentas no cuadran para estos diez países, en su mayoría más pobres que el resto de la Unión, ya que son los principales perjudicados por el tijeretazo que la propuesta británica aplica al conjunto de los presupuestos.

La asignación en política estructural y de cohesión bajaría de 381.604 a 368.910 millones de euros, es decir, un recorte de 14.000 millones en las ayudas que aspiran a recibir los nuevos Estados.

En cambio, el Reino Unido mantiene las concesiones que la propuesta luxemburguesa hacía a los 15 antiguos miembros como los ajustes en la contribución de Holanda o Suecia, o la prórroga de cuatro años en el acceso al Fondo de Cohesión para España, país que, según Straw, preserva la condición de «beneficiario neto».

«Tal y como está la propuesta de la Presidencia británica es inaceptable. Sencillamente no es realista. Equivale a un presupuesto para una 'mini-Europa' y no la Europa fuerte que necesitamos», apuntó Barroso.