«Fui yo quien ordenó la destrucción de los huertos. ¿Por qué
acusan a Taha Yassin Ramadan o a Barzan Al-Tikriti? Fue yo quien di
la orden», aseguró. Con voz tranquila el ex dictador explicó que,
«naturalmente no fui yo quien se subió a las apisonadoras para
destruir los huertos de todos los implicados en el atentado contra
mí, pero yo firmé la orden del Consejo de Mando de la Revolución
(la más alta instancia del país)».
Sadam también precisó que fue él quién ordenó el juicio de los
sospechosos del intento de atentado ante el tribunal de la
revolución. «Inculparon a Awad Bandar, el presidente del tribunal,
porque pronunció el veredicto, pero fui yo quien les envié al
tribunal para ser juzgados según la ley, como ustedes hacen hoy»,
agregó. El depuesto presidente también justificó las condenas a
muerte porque se trató de un atentado contra el jefe del
Estado.
«Ví pasar las balas ante mis ojos. Estaba en el coche, detrás
del conductor. Tenía a un amiga a mi lado y un guardaespaldas
estaba al lado del conductor. Hubo disparos pero Dios quiso salvar
el vehículo, ya que si bien las balas de la 'duchka' (ametralladora
de fabricación rusa) lo tocaron, no lo atravesaron», recordó
Sadam.
Según el ex dictador, «esas personas cometieron un crimen contra
el jefe del Estado, sea cual sea su nombre. Entonces, juzguen al
presidente (del país) pero dejen tranquilos a los demás», subrayó.
«Si ustedes piensan que el Consejo cometió un error al confiscar
las tierras, entonces, júzguenme a mí, porque ustedes tienen en sus
manos al jefe del Consejo», agregó.
Atentados
Mientras, la ola de atentados con bomba prosiguió ayer en Bagdad,
matando a al menos 28 civiles, mientras que otras cuatro personas
fallecieron al caer en sus viviendas proyectiles de mortero en la
capital iraquí y en una aldea cercana. Por otra parte, un portavoz
de la Asociación de Eruditos Musulmanes fustigó al Gobierno por no
impedir la ola de violencia que ha situado al país al borde de la
guerra civil.
«Es obvio que el Gobierno y sus fuerzas de seguridad son
incapaces de tomar medidas», valoró el portavoz del grupo, Abdul
Salam al Kubaisi. Las fuerzas gubernamentales, agregó, «deberían
cumplir su deber y replegarse a la zona verde», una zona muy
fortificada en el centro de Bagdad donde se encuentran diversas
Embajadas, entre ellas la de Estados Unidos.
Al Kubaisi negó que los suníes hayan perpetrado los últimos
ataques, y por el contrario denunció que los políticos y líderes
religiosos chiíes intentan fomentar el odio sectario «para utilizar
estos acontecimientos y todo lo que ocurre en este país a fin de
lograr un objetivo: favorecer sus futuros intereses».
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