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FRANCE PRESS-BAGDAD
El ex dictador iraquí Sadam Husein protagonizó ayer un golpe de efecto en el juicio contra él y siete de sus colaboradores al reconocerse como el único responsable y, además, justificar la ejecución de 148 aldeanos de Dujail, tras un atentado en su contra, en 1982. «Soy el único responsable», afirmó Sadam Husein antes del cierre de la décimo cuarta audiencia del proceso en su contra, que se aplazó hasta el 12 de marzo.

«Fui yo quien ordenó la destrucción de los huertos. ¿Por qué acusan a Taha Yassin Ramadan o a Barzan Al-Tikriti? Fue yo quien di la orden», aseguró. Con voz tranquila el ex dictador explicó que, «naturalmente no fui yo quien se subió a las apisonadoras para destruir los huertos de todos los implicados en el atentado contra mí, pero yo firmé la orden del Consejo de Mando de la Revolución (la más alta instancia del país)».

Sadam también precisó que fue él quién ordenó el juicio de los sospechosos del intento de atentado ante el tribunal de la revolución. «Inculparon a Awad Bandar, el presidente del tribunal, porque pronunció el veredicto, pero fui yo quien les envié al tribunal para ser juzgados según la ley, como ustedes hacen hoy», agregó. El depuesto presidente también justificó las condenas a muerte porque se trató de un atentado contra el jefe del Estado.

«Ví pasar las balas ante mis ojos. Estaba en el coche, detrás del conductor. Tenía a un amiga a mi lado y un guardaespaldas estaba al lado del conductor. Hubo disparos pero Dios quiso salvar el vehículo, ya que si bien las balas de la 'duchka' (ametralladora de fabricación rusa) lo tocaron, no lo atravesaron», recordó Sadam.

Según el ex dictador, «esas personas cometieron un crimen contra el jefe del Estado, sea cual sea su nombre. Entonces, juzguen al presidente (del país) pero dejen tranquilos a los demás», subrayó. «Si ustedes piensan que el Consejo cometió un error al confiscar las tierras, entonces, júzguenme a mí, porque ustedes tienen en sus manos al jefe del Consejo», agregó.

Atentados
Mientras, la ola de atentados con bomba prosiguió ayer en Bagdad, matando a al menos 28 civiles, mientras que otras cuatro personas fallecieron al caer en sus viviendas proyectiles de mortero en la capital iraquí y en una aldea cercana. Por otra parte, un portavoz de la Asociación de Eruditos Musulmanes fustigó al Gobierno por no impedir la ola de violencia que ha situado al país al borde de la guerra civil.

«Es obvio que el Gobierno y sus fuerzas de seguridad son incapaces de tomar medidas», valoró el portavoz del grupo, Abdul Salam al Kubaisi. Las fuerzas gubernamentales, agregó, «deberían cumplir su deber y replegarse a la zona verde», una zona muy fortificada en el centro de Bagdad donde se encuentran diversas Embajadas, entre ellas la de Estados Unidos.

Al Kubaisi negó que los suníes hayan perpetrado los últimos ataques, y por el contrario denunció que los políticos y líderes religiosos chiíes intentan fomentar el odio sectario «para utilizar estos acontecimientos y todo lo que ocurre en este país a fin de lograr un objetivo: favorecer sus futuros intereses».