Estados Unidos lanzó ayer su mayor ataque aéreo en Irak desde la
invasión de este país, hace tres años, mediante la llamada
«operación Enjambre», efectuada en cooperación con tropas
iraquíes.
La provincia de Salahedin forma parte del llamado triángulo suní,
donde los insurgentes han estado muy activos tras la invasión
estadounidense. El ex dictador Sadam Husein fue capturado en esa
demarcación.
El Pentágono informó de que el ataque tiene como objetivo la
insurgencia cerca de Samarra, a 125 kilómetros al norte de Bagdad,
y que en él participan más de 1.500 soldados, la mitad de los
cuales son iraquíes, así como 50 aviones, un número indeterminado
de helicópteros de gran maniobrabilidad «Black Hawk» y otros 200
vehículos militares. «La ofensiva durará varios días», dijo el
portavoz de la Casa Blanca.
La ofensiva se inició en la provincia sureña de Salahedin «para
despejar el área de operación de los insurgentes al nordeste de
Samarra», donde fue atacado un santuario chií el pasado 22 de
febrero.
Desde entonces se han registrado varios ataques de los rebeldes,
que han suscitado una nueva espiral de violencia en Irak.
En la «operación Enjambre» participan soldados de la Primera
Brigada y la IV División del Ejército iraquí, mientras que por
parte de EEUU lo hacen forman la 101 División Aérea de Combate y la
III Brigada de Combate.
El Pentágono informó ayer de que hasta el momento se han
encontrado varios arsenales de armas con explosivos, piezas de
artillería y material para la elaboración de bombas caseras.
El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, indicó ayer que
la decisión de llevar a cabo la ofensiva fue adoptada por los
comandos en Irak y que no se trata de una operación que tenga que
ser expresamente autorizada por el presidente Bush.
A su vez, McClellan subrayó la cooperación entre las tropas
iraquíes y estadounidenses, un punto también destacado por el
ministro iraquí de Asuntos Exteriores, Hoshyar Zebari, quien agregó
que la «operación Enjambre» demuestra la colaboración estrecha
entre ambas fuerzas.
Este punto fue refrendado por el comandante del Ejército
estadounidense, Tom Bryant, quien desde Irak señaló, en
declaraciones a la cadena de televisión CNN, que se trata de una
«misión planeada conjuntamente con Irak».
Bryant expresó la «total confianza» del Ejército estadounidense
en las tropas iraquíes, que, dijo, «son muy importantes sobre el
terreno, ya que lo conocen a la perfección. Su información es muy
útil para esta operación. Entrenamos con ellos todos los días».
El ataque aéreo se inició poco después de que el primer
Parlamento no provisional del Irak de la posguerra celebrara su
sesión de apertura y se disolviese en apenas media hora por falta
de acuerdo entre los partidos para formar Gobierno.
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