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EFE-PARÍS
El primer ministro francés, Dominique de Villepin, y el presidente de la República, Jacques Chirac, negaron ayer que estén detrás de una manipulación para perjudicar el «número dos» de su Gobierno, Nicolas Sarkozy, que envenena sus relaciones y amenaza con convertirse en un asunto de Estado tras nuevas y explosivas revelaciones.

En su nota, Villepin precisó que pidió a Rondot que verificase los «rumores sobre la existencia de redes mafiosas internacionales e intermediarios» en la venta de fragatas de Thomson a Taiwán.

Ayer Villepin afirmó en su comunicado que «jamás» ordenó investigar la existencia de eventuales cuentas secretas en el extranjero de Sarkozy, en contra de lo que afirmaba en su edición de ayer el rotativo «Le Monde».

En el diario «Le Figaro», Villepin había reconocido el miércoles públicamente, por primera vez, que a principios de 2004, cuando era titular de Asuntos Exteriores, encargó una investigación al general Philippe Rondot, que coordinó los servicios secretos dependientes del Ministerio de Defensa (DGSE) de 1997 a 2005.

Se trata de la tercera vez en menos de 24 horas que Villepin toma la palabra sobre el llamado escándalo de «Clearstream». El jueves denunció las calumnias coincidiendo con un almuerzo con Sarkozy.

Se trata de un intento de desactivar «la bomba» de Clearstream -en palabras de «Le Parisien»- que da pie al rotativo «Libération» para titular: «Villepin abre su paraguas» para protegerse de nuevas posibles revelaciones sobre su papel en esta manipulación contra Sarkozy.

Revelaciones que precisamente lanza «Le Monde»: Rondot declaró ante los dos jueces encargados de las pesquisas que el nombre de Sarkozy salió en una reunión con Villepin el 9 de enero de 2004.

Villepin le pidió que investigase sobre personalidades citadas seis meses después por un denunciante anónimo y especialmente sobre Sarkozy, a petición del presidente francés, Jacques Chirac, según la declaración de Rondot publicada en «Le Monde». Pese al intento de trasmitir una imagen de calma por las dos partes, allegados de uno y otro campo dan una versión diferente.

«Sarkozy ha disparado una bala en la cabeza a Villepin -en la crisis del Contrato del Primer Empleo- y quiere dispararle otra enseguida para estar seguro de que está verdaderamente muerto» para las presidenciales del año próximo, asegura el presidente de la Asamblea Nacional, Jean-Louis Debré, según «Le Parisien».