El ministro de Interior, Clarke -en el centro-, uno de los 'responsables' del descalabro del Gabinete Blair.

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AGENCIAS-LONDRES
Blair ha arrastrado un titular malo tras otro en los últimos dos meses, y una encuesta publicada ayer por la prensa londinense demostró que la mayoría de los británicos -el 57%- piensa que su Gobierno es «corrupto e incompetente», lo que supone una enorme caída de los índices de aprobación a su gestión.

«La semana pasada fue una mala semana para el gobierno», dijo el ministro del Gabinete, Alistair Darling, a la cadena BBC. «La predicción para esta semana es que será mala también (...) Tenemos elecciones difíciles por delante, añadió.»

La semana pasada, el Gobierno de Blair fue acusado de inepto por la actuación del ministro de Interior, Charles Clarke, quien hubo de reconocer que 1.023 presos extranjeros -parte de ellos criminales sexualeshabían sido liberados de las cárceles británicas cuando deberían haber sido considerados simplemente susceptibles de deportación. Su posición empeoró el viernes cuando dijo que cinco de los liberados habían cometido nuevos crímenes.

Para empeorar las cosas, el combativo viceprimer ministro británico, John Prescott, ha agravado la humillación por un 'affaire' con su secretaria, del que también ayer se ocupó la prensa de ese país con 'jugosas revelaciones' sobre las relaciones sexuales que ambos mantuvieron en el mismísimo despacho oficial del ministro, 'felizmente casado' durante los últimos 44 años.

Las elecciones municipales son una prueba crucial para Blair y para el nuevo líder de la oposición, el conservador David Cameron, que está presionado por lograr buenos resultados debido a los problemas del laborismo. Un resultado muy malo para Blair podría renovar las peticiones desde las filas del Partido Laborista para que abandone el Gobierno más temprano que tarde.

Blair ya inició la cuenta atrás para su partida cuando dijo que no iba a presentarse para un cuarto mandato en las elecciones del 2009.

El diario 'The Sunday Telegraph' informó ayer que los legisladores laboristas rebeldes se estaban preparando para desafiar a Blair si el partido perdía 300 de las 1.767 puestos en los ayuntamientos que defiende el próximo jueves. Pero los analistas remarcan que Blair todavía tiene una amplia mayoría y que el laborismo no está dividido como lo estaba el previo Gobierno conservador antes de la arrolladora victoria de Blair en 1997.