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EFE-WASHINGTON
El general de las Fuerzas Aéreas Michael Hayden, el hombre que encabeza las encuestas para liderar la CIA tras la repentina dimisión el viernes de su director Porter Goss, tiene un historial brillante y, también, polémico.

En su trayectoria destaca su cargo como director de inteligencia del comando central de EEUU en Europa, el de comandante de la Agencia Aérea de Inteligencia en Texas, y sus años en Corea del Sur, con responsabilidades sobre el comando estadounidense en la zona.

Hayden, en la actualidad «número dos» del Director Nacional de Inteligencia, John Negroponte, es un militar condecorado que lleva casi cuatro décadas en el servicio activo.

A esa larga lista se suman varios cargos en el Pentágono, así como la que según los analistas se convertirá en la «manzana de la discordia»: sus seis años (1999-2005) al frente de la todopoderosa Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés).

Como director de la NSA, Hayden supervisó directamente el «Programa de Vigilancia Terrorista», que dio luz verde al espionaje de llamadas internacionales, correos electrónicos y faxes de residentes en EEUU sospechosos de terrorismo.

La iniciativa se mantuvo en secreto hasta diciembre del año pasado, cuando el diario «The New York Times» reveló su existencia. Desde entonces, han arreciado las críticas.

Grupos de defensa de los derechos humanos, la oposición demócrata y algunos republicanos tachan al programa -que arrancó tras los atentados de septiembre de 2001 en EEUU- de ilegal, y señalan que viola el derecho a la privacidad de los ciudadanos.

Sus detractores recuerdan que una normativa en vigor desde 1978 prohíbe las escuchas en territorio estadounidense a menos que cuenten con el permiso de un tribunal especial.