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EFE-AMBERES
Unas 18.000 personas, según la Policía, participaron ayer en Amberes en la «Marcha Blanca», manifestación silenciosa organizada en protesta por el creciente racismo en esa zona de Bélgica y, en especial, por el reciente asesinato de una joven de Mali y la niña que cuidaba, de dos años.

En un discurso pronunciado al final de la manifestación, el padre de Joe afirmó que «durante la marcha de Bruselas, la gente se manifestaba contra la violencia en las ciudades. Hoy es contra el racismo».

La marcha la encabezaban, vestidos de blanco, familiares de la joven Oulematata Niangadou, y de la niña Luna Drowart, que murieron por los disparos de Hans Van Themsche, joven extremista cercano al grupo ultraderechista Vlaams Belang y que reconoció haber cometido los asesinatos por motivos racistas.

También estaban el padre del joven Joe Van Holsbeeck, asesinado por un menor de edad polaco para robarle su mp3, suceso que ocurrió hace poco más de un mes en la estación central de Bruselas y que también motivó una manifestación de protesta en la capital belga.

«Para mí las dos manifestaciones están relacionadas, porque la inseguridad conduce al racismo. Los políticos deberían encontrar una solución», agregó. Por su parte, el hermano de Mohamed Bouazza, un joven de 23 años que murió ahogado en circunstancias desconocidas, pidió que estos actos de violencia «no se repitan nunca» y criticó duramente la actitud del Vlaams Belang.

«La gente de Amberes siempre son bien acogidos en Àfrica. ¿Por qué los africanos no son siempre bien acogidos en Amberes?», se preguntó la prima de Oulematou Niangadou, la joven de Mali asesinada por Van Themsche. El alcalde de la ciudad, Patrick Janssens, afirmó que la manifestación es un «signo fuerte que prueba que podemos aún unir a mucha gente para ir en la misma dirección» y agregó que ahora «cada uno debe sacar sus conclusiones».