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REUTERS-BAGDAD
La muerte de Abu Musab al-Zarqawi es un «nuevo comienzo» para Irak, apuntó ayer el ministro del Interior del país, mientras las autoridades intentaban aparentemente prevenir ataques de venganza de Al Qaeda con una prohibición de circulación de vehículos.

El gobierno iraquí se enfrenta el enorme desafío de dar al menos algo de seguridad en la convulsionada Irak. Líderes occidentales han que aunque la muerte de Zarqawi representa un avance en esta materia, todavía queda mucho por avanzar.

La restricción en Bagdad y en Baquba, cerca de la población donde el miércoles aviones de Estados Unidos mataron al hombre más buscado en Irak, se extenderá desde las 0700 GMT y durante el período en que los residentes acuden a las mezquitas para las plegarias de los viernes, informó el Ministerio del Interior.

Anteriormente, suicidas en coches bomba enviados o inspirados por Zarqawi han atacado mezquitas chiítas como parte de una campaña para provocar una guerra civil sectaria. La prohibición de tráfico parecía demostrar que las autoridades temían más ataque de este tipo.

El fugitivo líder talibán Mullah Mohammad Omar prometió que la muerte de Zarqawi no debilitará los esfuerzos de los musulmanes contra «las fuerzas de los cruzados», indicó un reporte paquistaní.