George Bush bromea con Durao Barroso en presencia del canciller austríaco Wolfgang Schüssel.

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EFE-VIENA
La Unión Europea y Estados Unidos pasaron ayer de puntillas sobre sus diferencias, ejemplificadas en la petición europea de cierre del centro de detención de Guantánamo, para pedir más rapidez a Irán en su respuesta a la oferta para que ponga fin al enriquecimiento de uranio.

El presidente de turno de la UE, el canciller austríaco Wolfgang Schüssel, explicó que la cumbre estudió cómo ayudar a los países de origen de los detenidos para que puedan recibirlos y decidir si «acusarles o liberarlos».

La cumbre UE-EEUU, celebrada en Viena, escenificó así el esfuerzo de ambas partes por resaltar su creciente sintonía en cuestiones como Irán, Corea del Norte, terrorismo, Oriente Medio o energía, por encima de las divergencias que se acentuaron con la guerra de Irak de 2003.

Los líderes europeos trataron con el presidente estadounidense, George W. Bush, el cierre de Guantánamo.

Asimismo, Bush reconoció que quiere «poner fin» al centro de detención, pero que antes es necesario decidir qué se hace con los aproximadamente cuatrocientos presos que siguen allí, algunos de los cuales son «asesinos a sangre fría», constató.

«Las instituciones internacionales podrían ayudar y dar asistencia. Lo discutimos en detalle».

La declaración común aprobada en la cumbre de Viena afirma: «garantizaremos que las medidas tomadas para combatir el terrorismo cumplen totalmente con nuestras obligaciones internacionales, incluyendo la legislación sobre derechos humanos, sobre refugiados y la ley humanitaria internacional».