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EFE-BAGDAD
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, presentó ayer ante el Parlamento un «plan de reconciliación» destinado a los grupos insurgentes y que prevé una amnistía para quienes «no tengan las manos manchadas de sangre iraquí».

Sin embargo, el primer ministro, uno de los dirigentes del partido chií al Dawa, insistió en seguir con su política de lucha contra el terrorismo y contra aquellos que intentan conducir al país hacia una guerra civil sectaria.

Con tono enérgico, Al Maliki se dirigió en la presentación de su plan de 24 puntos principalmente a la insurgencia liderada por los árabes suníes, que protagonizan la mayor parte de los atentados y tienen al país sumido en la inseguridad.

La iniciativa, la primera desde el derrocamiento hace 39 meses del régimen de Sadam Husein, incluye la promesa de una amnistía para gran parte de los detenidos por su pertenencia a grupos insurgentes, en un paso que Al Maliki espera que ayude a la minoría árabe suní a integrarse en el proceso político y termine con los grupos rebeldes.

«Habrá una amnistía para quienes no participaron en los actos criminales y terroristas ni en los crímenes de guerra y contra la humanidad», afirmó Al Maliki, que añadió que «aquellos contra los que no poseamos pruebas de sus crímenes deberán ser liberados de inmediato».

El plan presentado también incluye la apertura de un diálogo con las fuerzas multinacionales para negociar su retirada gradual de Irak, aunque Al Maliki no mencionó ninguna fecha.

Además, incluirá algunas medidas para reintegrar en la legalidad a los miembros del Partido Baaz (el partido de Sadam), cuya prohibición dejó a miles de personas en la ilegalidad y, según los observadores políticos, les empujó a unirse a la insurgencia.

El primer ministro, que asumió su cargo el pasado 20 de mayo, insistió en que la continuación de la violencia diaria es un hecho que «hay que afrontar con firmeza».

A los que persistan en la rebelión, Al Maliki se les advirtió con firmeza, diciéndoles que su oposición al proceso político será inútil ya que el programa del gobierno es muy claro, e insistió en que no tienen otra alternativa más que dejar las armas y entrar en el proceso político.

«Presentamos una rama de olivo a aquellos que quieran unirse al proceso de paz (pero) también presentamos una ley enérgica a aquellos que continúen oponiéndose a este proceso (...) no habrá reconciliación para los criminales responsables de la muerte de iraquíes hasta que no reciban su merecido castigo», señaló.