Al mismo programa televisivo acudió también López Obrador, quien condicionó la aceptación de los resultados a un recuento «acta a acta» de las elecciones, que comenzará mañana. «Cualquier candidato de cualquier partido tiene el derecho a revisar los documentos. Eso es lo que vamos a hacer nosotros», advirtió López Obrador.
Ambos candidatos mantenían ayer a los ciudadanos en vilo al reiterar en sendas entrevistas que tienen posibilidades de victoria, tras decirse el domingo ganadores ante sus simpatizantes.
En una entrevista televisiva, Calderón fue categórico al afirmar que ganó los comicios con una diferencia en torno al 1,1%, en una convocatoria a la que fueron llamados 71,3 millones de mexicanos y en la que participó cerca del 60%. Tras reconocer que los resultados aún no son oficiales, señaló que espera ampliar su ventaja porque quedan por contabilizar votos en estados del norte del país como Baja California, Chihuahua, Durango, Jalisco, Sonora y Sinaloa, además de Campeche, en el Golfo de México, en los que, según cree, ganó.
El líder conservador sostuvo que la leve ventaja que mantiene es «irreversible» y criticó a su rival por poner en duda el veredicto de las urnas en unas elecciones que fueron, en general, limpias. «Lo grave es estar cuestionando lo que decidieron 44 millones de mexicanos. Esto es lo grave. Es hora de que se reconozca el resultado. No es mi triunfo, es el de la gente que votó», dijo el representante del PAN.
Según el político izquierdista, «no hubo equidad» porque «en los medios de comunicación se vieron muchísimos más mensajes, mucho más dinero del candidato del Partido de Acción Nacional (PAN)», Calderón.
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