Desde el primer momento las autoridades indias han sugerido la implicación del grupo terrorista islámico Lashkbar-e-Toiba (LeT), radicado en la Cachemira paquistaní, por el «modus operandi» utilizado: un ataque sincronizado en siete trenes que causaron 200 muertos y más de 700 heridos.
Nueva Delhi ve una «mano paquistaní» detrás de los ataques de Bombay, que mataron este martes a 200 personas, mientras Islamabad lo niega y el presidente de Pakistán, general Pervez Musharraf, ha ofrecido a la India su apoyo para buscar a los culpables.
La oferta de Musharraf no ha impedido que el primer ministro Singh asegurara ayer en rueda de prensa que las células terroristas responsables de los ataques de Bombay están «apoyadas por elementos del otro lado de la frontera», en clara alusión a Pakistán.
En los últimos meses la policía india ha acusado al LeT de estar detrás de diversos atentados ocurridos en su territorio, entre ellos los sangrientos ataques en mercados de Nueva Delhi en octubre de 2005 y Benarés en marzo pasado.
Las primeras hipótesis apuntan a que Lashkbar-e-Toiba habría contado con el apoyo logístico de un grupo local ilegalizado, el Movimiento Islámico de Estudiantes de la India (SIMI), algunos de cuyos miembros han sido detenidos para ser interrogados.
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