«Estoy muy preocupado por el comportamiento de algunos jerarcas de la Iglesia católica; actúan como en tiempos de la Inquisición», declaró Morales a los periodistas.
El primer presidente indígena de esa nación andina atizó de esta manera la polémica surgida en los últimos meses entre el Ejecutivo de La Paz y la jerarquía eclesiástica.
La manzana de la discordia es el plan gubernamental de ofrecer a los estudiantes la posibilidad de escoger la religión o culto que quieran aprender en los colegios, rompiendo la supremacía del catolicismo.
La posición de las autoridades quedó plasmada en un proyecto de ley resultante de un controvertido congreso educativo celebrado hace dos semanas en la ciudad de Sucre, capital oficial de Bolivia, y que fue abandonado por los delegados de la Iglesia católica.
Según el último censo de población, del año 2001, el 56 por ciento de los bolivianos profesan habitualmente la fe católica, el 36 la religión protestante evangélica y el 6,83 otro tipo de cultos también de origen cristiano.
No obstante, el estudio señala también que el 77 por ciento de los ciudadanos declaró asimismo su «pertenencia» a la fe católica y el 90 por ciento dijo que la profesaba desde niño.
«Somos católicos, se va a respetar el catolicismo, se va a respetar la religión como una materia (escolar), pero tampoco es para que puedan buscar cierta ostentación de poder todavía», agregó Morales, en alusión a la Iglesia católica.
El ministro de Educación, Félix Patzi, tildó el lunes de mentirosa a la jerarquía eclesiástica porque, en su opinión, propaga la versión de que la educación laica destruirá esa institución religiosa.
«Están diciendo que vamos nosotros a destruir a la Iglesia, sus creencias. ¡Qué falso!. Monseñores, no mientan al pueblo, den toda la verdad, la verdadera cara», dijo Patzi.
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