TW
0

OTR/PRESS-DETROIT/MADRID
El polémico programa de escuchas telefónicas defendido a capa y espada por Washington y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) para la lucha contra el terrorismo internacional sufrió ayer el toque de gracia. La jueza federal de Detroit Anna Diggs Taylor se ha convertido en el primer magistrado en echar abajo el sistema de seguridad de la Administración estadounidense al dictaminar como inconstitucional el programa de escuchas y ordenar su paralización inmediata.

«Las demandas han prevalecido y el interés público está claro en este problema», escribió la jueza federal de Detroit en su auto, de 43 páginas. La Unión de Libertades Civiles Americanas interpuso un pleito en nombre de periodistas, estudiantes y abogados que alegaron que el programa de escuchas telefónicas de la Administración Bush había complicado el desarrollo de sus trabajos. Los demandantes aseguraron que muchos de sus contactos transfronterizos son ahora susceptibles 'objetivos' de dicho programa, que abarcaba toda conversación telefónica de EEUU a cualquier otro país.

Taylor argumentó en su auto que el sistema del Ejecutivo dirigido por George W. Bush viola el derecho a la libre expresión, el derecho a la intimidad y la separación de poderes.

El escándalo saltó en mayo, después de una exclusiva publicada por el diario sensacionalista «USA Today» que encendió todas las luces de alarma en EEUU sobre el polémico programa de seguridad nacional. El rotativo desveló entonces que el programa de escuchas telefónicas de la Agencia de Seguridad Nacional incluía miles de millones de llamadas de los casi 300 millones de ciudadanos estadounidense. En una de las reacciones más rápidas que se conoce de la Casa Blanca, el propio presidente Bush no dudó en salir a la palestra para hacer una defensa cerrada del programa y la Agencia.