Además, Raúl Castro aseguró que «millones» de cubanos rechazan los planes de transición del presidente estadounidense, George W. Bush, y estarían dispuestos a recibir «con el fusil en la mano» al «interventor» que envíe Washington.
«No podíamos descartar el peligro de que alguien se volviera loco, o más loco todavía, dentro del Gobierno norteamericano», sentenció Raúl Castro en sus primeras declaraciones desde que asumiera el mando militar y la dirección política de Cuba, el 1 de agosto. Aunque el general destaca durante su entrevista a «Granma» que no pretende «exagerar peligros» porque los «ataques» norteamericanos hasta ahora «no han pasado de la retórica» y las «transmisiones subversivas» de radio y televisión, lo cierto es que el titular de la conversación con el hermano pequeño de Fidel Castro es «Ningún enemigo podrá derrotarnos».
Así, arremetió contra el «plan intervencionista» aprobado por Washington en 2004 y la nueva estrategia desde julio. «Han dicho abiertamente que incluye un anexo secreto que no publican 'por razones de seguridad nacional' y 'para asegurar su efectiva realización'. El Gobierno de EEUU no revela el contenido de ese anexo porque es ilegal. Hay que exigir su divulgación, sobre todo ahora que han hablado de su existencia para amenazar a Cuba», indicó.
Por ese motivo, señaló el jefe de las Fuerzas Armadas, en los «últimos tiempos» se han adoptado medidas «para fortalecer cada vez más la defensa» y desde el 1 de agosto se tomaron nuevas medidas y se movilizó a reservistas y milicianos.
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