Un atentado suicida en Kabul con cinco fallecidos y un ataque talibán en el sur del país con casi una veintena de muertos reflejan el recrudecimiento de la violencia en Afganistán, donde la OTAN inició este sábado una operación en la que han muerto 200 insurgentes y 19 militares.
Los incidentes violentos no dejan de repetirse prácticamente cada día en Afganistán, que vive uno de los periodos más sangrientos desde la caída del régimen talibán a finales del 2001.
En el este de Kabul, la capital afgana, se registró esta mañana un ataque suicida con coche bomba contra un convoy de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF).
Cuatro civiles afganos resultaron muertos y otros siete heridos en el atentado, en el que también cinco soldados resultaron heridos, uno de los cuales, de nacionalidad británica, falleció como consecuencia de las lesiones tras ser evacuado a un hospital militar.
Aunque en los últimos meses han tenido lugar varios actos de violencia en la capital afgana, Kabul es una de las ciudades más seguras del país y donde hay mayor control policial y militar, por lo que no son frecuentes los ataques suicidas.
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