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AGENCIAS-TIFLIS/MOSCU
Georgia presentó ayer cargos formales y encarceló a los cuatro presuntos espías militares rusos, cuya detención ha provocado una grave crisis diplomática que Rusia pretende llevar ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

El ministro del Interior de Georgia, Vanó Merabishvili, afirmó ante la prensa que los once georgianos «ya confesaron su actividad subversiva ante la corte en presencia de sus abogados».

El Tribunal de Tiflis, reunido a puerta cerrada, condenó a dos meses de prisión preventiva a los cuatro altos oficiales rusos detenidos el pasado miércoles bajo la acusación de espionaje, plazo de reclusión que podrá ser prolongado dos veces.

El abogado Andranik Saribékov anunció que apelará sin falta ese fallo del Tribunal, que también condenó a dos meses de prisión preventiva a once ciudadanos georgianos detenidos en la misma operación y acusados de espiar para Rusia.

Según Tiflis, los acusados recababan información «sobre el programa de cooperación de Georgia con la OTAN, la situación de seguridad energética, los partidos de oposición, la importación de armamento y las comunicaciones por vía férrea y marítima». El ministerio del Interior ha difundido grabaciones de encuentros y conversaciones telefónicas de los detenidos con sus presuntos cómplices georgianos. Ante la reacción de Moscú, la presidenta del Parlamento georgiano, Ninó Burdzhanadze, dijo que los militares rusos fueron detenidos en función de «numerosas pruebas y conforme a la legislación del país y el derecho internacional».

Por su parte, el presidente de Georgia, Mijeil Saakashvilli, consideró que la decisión de Rusia de evacuar a parte de su equipo diplomático en el país y a las familias de estos es un «movimiento excesivo», ya que no hay amenaza a la seguridad de los ciudadanos rusos que se encuentren en territorio georgiano.