Sin embargo, el embajador de EEUU en Corea del Sur, Alexander Vershbow, ya ha adelantado que precisamente el ensayo atómico complica la celebración de esas conversaciones.
«La prueba nuclear es una expresión de nuestra intención de encarar a EEUU en una mesa de negociaciones», afirmó un alto funcionario norcoreano a la agencia de noticias surcoreana Yonhap, en la misma línea de obtener un rédito de poder internacional para poder hacer frente a las «amenazas» estadounidenses, en la que ya se había pronunciado Pyongyang antes de confirmar su ensayo atómico. «Lo que queremos es seguridad, incluidas las garantías para nuestro sistema», explicó.
«Esperamos que la situación se resuelva antes de que se produzca un incidente desafortunado, como sería el lanzamiento por nuestra parte de un misil nuclear», añadió el funcionario, que condicionó la vuelta a la mesa multipartita a seis bandas y el abandono de su programa atómico a que EEUU tome «las medidas correspondientes», es decir, una reunión bilateral y directa con Pyongyang. En todo caso, desde Corea del Norte se señala que «las sanciones nunca pueden ser una solución».
Sin embargo, con el Consejo de Seguridad de la ONU estudiando la posibilidad de imponer sanciones al régimen comunista norcoreano o emitir una resolución de condena, Washington no parece muy dispuesto a sentarse a dialogar con el Gobierno de Kim Jong-Il, conocido en Corea del Norte como 'el amado líder'.
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