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EFE-REDACCIÓN CENTRAL
El presidente de EEUU, George Bush, y el representante de la UE, Javier Solana, pidieron ayer duras sanciones contra Corea del Norte, que amenaza con una segunda prueba nuclear, pero coincidieron con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, en la necesidad del diálogo con Pyongyang.

La televisión japonesa informó ayer de que podría haberse registrado una segunda prueba nuclear tras detectarse, al parecer, unos movimientos sísmicos en el nordeste del país, mientras que el número dos del régimen de Pyongyang y presidente del presidium de la Asamblea Popular Suprema, Kim Yong-nam, solo habló de posibilidad de llevarla a efecto.

Bush descartó expresamente la vía militar contra el régimen de Pyongyang y se reiteró «comprometido con la vía diplomática». Por otro lado, un aviso a Irán se perfila en la toma de posición coincidente de EEUU y la UE.

«Si EEUU continúa desarrollando una actitud hostil y aplicando diferentes formas de presión sobre nosotros, no tendremos más remedio que adoptar acciones físicas para manejar esta situación», dijo el segundo hombre fuerte de Corea del Norte, tras el propio líder del país, Kim Jong-il.

En sus declaraciones, Kim Yong-nam advirtió que la imposición de sanciones por la ONU equivaldrá a «una declaración de guerra».

Pese a sus advertencias, el presidente norteamericano dijo en rueda de prensa que buscará la imposición de duras sanciones contra Corea del Norte, junto con los demás miembros del Consejo de Seguridad, para obligarla a «respetar sus compromisos internacionales contra la proliferación nuclear».

En Bruselas, ante el Parlamento Europeo, el alto representante de la UE para la Política Exterior y la Seguridad Común, Javier Solana, afirmó mientras tanto que el «Consejo de Seguridad de la ONU debe actuar para evitar que otros países piensen que la comunidad internacional no se toma en serio actos de esta naturaleza».