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F. MURPHY/CLICHY-SOUS-BOIS
Cientos de personas marcharon ayer en silencio a través de un descuidado suburbio parisino para recordar el aniversario de dos muertes que gatillaron los peores disturbios que han afectado a la capital francesa en casi 40 años.

Los asistentes pasaron frente a la subestación eléctrica donde murieron los dos jóvenes y sus familiares lloraron mientras depositaban flores en la puerta. Muchos manifestantes vestían camisetas con el lema «Muertos por Nada». Las tensiones siguen altas en los empobrecidos suburbios de Francia, donde las escasas posibilidades de trabajo, la discriminación racial y un sentimiento generalizado de alienación de la sociedad, desataron una orgía de violencia hace 12 meses. «Nada ha cambiado», dijo Rafika Benguedda, una estudiante de 21 años. Un aumento en los ataques contra buses antes del aniversario llevó al ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, a desplegar policías adicionales en la tarde del jueves, después de que los jefes del transporte advirtieron que podrían suspender sus servicios si los incendios continuaban. Sarkozy está a favor de endurecer las sentencias contra quienes ataquen a la policía y la ley y el orden podrían ser nuevamente un tema fuerte en las elecciones presidenciales del 2007, en las que se espera que compita el ministro del interior, favorito de los conservadores. Pese a las precauciones, dos hombres armados incendiaron un autobús en el norte de París, según una fuente policial. Los vándalos le habrían ordenado a los alrededor de 15 pasajeros que se bajaran del vehículo en el suburbio de Seine-Saint-Denis, habitado principalmente por inmigrantes. Luego de esto, lo incendiaron.

Alrededor de 500 personas, principalmente jóvenes de familias inmigrantes, caminaron a través del barrio de bloques de apartamentos, donde comenzaron los disturbios después de que Bouna Traore y Zyed Benna murieron electrocutados. Testigos dijeron que los jóvenes perecieron mientras huían de la policía. «Realmente puedes sentir la ira y el sufrimiento de la gente que vive en Clichy-sous-Bois», dijo Soumeya Ata, quien viajó al suburbio parisino desde el pueblo de Pau, al suroeste del país, para asistir a la conmemoración.