Los cuerpos de ocho palestinos muertos durante la operación israelí, en la morgue de un hospital de Beit Lahiya.

TW
0

EUROPA PRES-JERUSALÉN
Al menos doce palestinos murieron entre ayer y el miércoles, nueve de ellos milicianos, en distintos enfrentamientos en el norte de la franja de Gaza en el marco de la operación 'Nubes de Otoño', impulsada por Israel en Beit Hanun con el fin de impedir el lanzamiento de cohetes palestinos hacia suelo israelí.

Fuentes hospitalarias, citadas por 'Haarezt', elevan por el contrario el número de heridos a 15, incluidos cuatro menores y una mujer que resultaron heridos al caer un obús en sus casas.

En el marco de dicha operación murieron ayer cuatro palestinos en Beit Hanun, localidad de 50.000 habitantes al norte de Gaza: un civil de 70 años que resultó alcanzado al asomarse a su balcón, dos milicianos palestinos, incluidos un guardaespaldas del primer ministro palestino, Ismael Haniyeh, además de otra agente de policía abatida mientras asistía a un grupo de residentes resguardados en una mezquita de la ciudad rodeada por soldados israelíes, según las Fuerzas de Seguridad palestinas. Asimismo, otras ocho personas, miembros de una misma familia, resultaron heridas al ser alcanzadas por el disparo de un obús de las fuerzas israelíes, según fuentes palestinas.

«Muchos de los que han muerto y están heridos fueron alcanzados por fuego de francotiradores israelíes», denunció el funcionario del Ministerio de Salud palestino, Muawiyah Hassanein, citado por 'Haarezt'.

Helicópteros armados israelíes dispararon misiles a primer ahora de ayer en dos puntos de la localidad palestina. Además, unos 50 tanques patrullan la ciudad, en la mayor incursión del Ejército israelí en la Franja de Gaza desde la captura, el pasado 25 de junio, del soldado hebreo por milicias palestinas, Gilad Shalit. Por su parte, el Ejército israelí ordenó a la población masculina de Beit Hanun de edades comprendidas entre los 16 y 40 años mediante altavoces, agruparse en una de las principales plazas para proceder a trasladarlos en camiones a otro punto de la ciudad e interrogarles por su posible militancia, algunos de los cuáles continúan todavía bajo vigilancia, según admitió el Ejército israelí.