El presidente Bush (d) y la demócrata Nancy Pelosi, futura presidenta de la Cámara de Representantes.

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PIEDAD VIÑAS-WASHINGTON
Alentados por su aplastante éxito electoral y por la caída del jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, los demócratas apuestan por la retirada gradual de las tropas estadounidenses de Irak.

Los líderes de la nueva mayoría parlamentaria están satisfechos con la renuncia de Rumsfeld, la cara visible de los errores de la guerra en Irak, pero quieren ir más allá y comenzar a pensar en el inicio de la vuelta a casa de los más de 150.000 soldados desplegados en el país árabe.

«El primer paso para la estabilidad en Irak es el redespliegue» de las tropas, dijo hoy el legislador demócrata John Murtha, uno de los más firmes partidarios de la vuelta a casa de los soldados de EEUU.

En declaraciones a la cadena de televisión CNN, Murtha expresó su deseo de que el diálogo que el presidente de EEUU, George W. Bush, ha ofrecido a los nuevos líderes del Congreso vaya en esa dirección porque, según él, en Irak EEUU se ha convertido «en el enemigo» y «las encuestas indican que los iraquíes «quieren» que las tropas estadounidenses se vayan.

Bush parece estar dispuesto a escuchar propuestas pero no a ordenar o fijar fechas para una retirada.

Hoy se ha declarado «abierto a cualquier idea o sugerencia» sobre el camino a seguir en la guerra «que nos ayude a lograr nuestras metas de derrotar a los terroristas y garantizar el éxito del Gobierno democrático en Irak».

En una breve declaración a la prensa tras reunirse con su Gabinete, el presidente subrayó que «no importa de qué partido sea uno, todos tenemos la responsabilidad de garantizar que las tropas cuentan con los recursos y el apoyo que necesitan para imponerse» en Irak.