Sin embargo, en su discurso radiofónico semanal, el presidente prefirió hacer una llamada a la unidad «en tiempos de guerra» y explicó su punto de vista sobre el resultado de unas elecciones en las que la derrota republicana ha sido un triunfo del sistema democrático, más que un castigo a su política en Irak. Esta última reflexión iba dirigida, en particular, a sus «enemigos despiadados».
Sin embargo, esta puede ser una tarea mucho más complicada de lo que prevé el presidente, puesto que la mayoría demócrata ha anunciado su intención, una vez asuma el control del 110º Congreso de EEUU el próximo mes de enero, de supervisar por completo la gestión realizada por la administración Bush en Irak. Y la confrontación podría ser inminente.
En la próxima sesión del Congreso, prevista para mañana, se tratarán dos temas que han despertado el enfrentamiento entre ambos partidos, como son la confirmación del nombramiento de John Bolton como embajador estadounidense en Naciones Unidas, y la autorización del programa de escuchas secretas.
«Tengo un mensaje para los enemigos del país, que no confundan el funcionamiento de la democracia estadounidense con falta de voluntad», señaló Bush.
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