La policía analizaba ayer la casa de Litvinenko.

TW
0

PEDRO ALONSO-LONDRES
Scotland Yard intenta aclarar la muerte por intoxicación radiactiva del ex espía ruso Alexander Litvinenko, quien culpó del supuesto crimen al presidente de Rusia, Vladímir Putin, en un caso que ha evocado en Gran Bretaña las intrigas de la Guerra Fría.

Según publicó ayer «The Times», que citaba fuentes de las fuerzas de seguridad, el MI5 y el MI6, los servicios de espionaje interior y exterior británicos, respectivamente, están ayudando a la policía con el fin de esclarecer «una muerte sin precedentes» en este país.

«Nuestra investigación continúa», se limitó a confirmar ayer una cauta portavoz de la policía, que de momento no habla oficialmente de asesinato, sino de una muerte «inexplicada».

La brigada antiterrorista de Scotland Yard, que se ha hecho cargo de las pesquisas, busca testigos que puedan aportar pistas sobre el suceso, mientras analiza películas de cámaras de seguridad que hayan podido grabar de alguna manera el rostro del presunto asesino.

La citada portavoz recordó también que el Gobierno británico ha instado al Kremlin a colaborar con Scotland Yard, pese a que Moscú ha negado rotundamente cualquier implicación en el envenenamiento de Litvinenko, conocido por sus ácidas críticas a Putin.

Hasta la fecha, Scotland Yard no ha practicado ninguna detención en relación con el suceso, en tanto que el llamado «Comité Cobra» -comisión de crisis que integra a miembros del Gobierno, la policía y los servicios secretos- analizó ayer el caso por segunda vez. El comité ya se reunió el viernes, presidido por el ministro del Interior, John Reid, después de que los toxicólogos confirmasen que Litvinenko, de 44 años, murió por una gran dosis de radiación alfa emitida por una sustancia radiactiva conocida como polonio 210.