El tirano ha muerto

El ex dictador Augusto Pinochet, paciente de varias dolencias crónicas que le permitieron eludir los tribunales de Justicia desde 1998, murió ayer de un fallo cardiaco, ocho días después de sufrir un infarto de miocardio. El sábado 2 de diciembre, Pinochet, que tenía 91 años, sufría un infarto y un edema pulmonar, la afección de salud más grave que había padecido. Todo indicaba que había llegado la última hora del general que encabezó la dictadura militar en Chile entre 1973 y 1990, porque los médicos dijeron que se encontraba con «riesgo vital» y que así sería durante unas 48 horas. Los siguientes días la recuperación de un paciente tan grave y anciano pareció asombrosa, ya que el día 4 los médicos declaraban una «normalización» de los parámetros clínicos, aunque estimaban que debía permanecer en el hospital entre «siete y diez días».

Augusto Pinochet ha tenido problemas de salud que lo llevaron al hospital en varias ocasiones en los últimos años, derivados de al menos una docena de enfermedades crónicas que padecía. En varias ocasiones su mala salud, en especial una demencia vascular subcortical que le diagnosticaron, le sirvió para ser sobreseído en causas judiciales por violaciones de los derechos humanos. Los funerales por Augusto Pinochet serán mañana, después de una misa fúnebre que se realizará en la Escuela Militar de Santiago, según confirmaron a fuentes castrenses. Además, el Gobierno de Michelle Bachelet ha decidido que no habrá duelo oficial por la muerte del ex dictador.