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EFE-WASHINGTON
El presidente de EEUU, George W. Bush, dijo ayer que las Fuerzas Armadas de su país actuarán contra los agentes iraníes que apoyen a los insurgentes en Irak, y recalcó que el envío de refuerzos continuará pese a la oposición del Congreso.

«Tiene sentido que si alguien intenta hacer daño a nuestras tropas o intenta evitar que logremos nuestros objetivos o intenta matar a civiles inocentes en Irak, lo detengamos», añadió Bush, quien ayer se reunió con los responsables militares de EEUU. Las fuerzas armadas detuvieron este mes a cinco iraníes en una oficina del país persa en Erbil.

«Nuestra política va a ser proteger a nuestras tropas», dijo Bush en la Sala Oval de la Casa Blanca, en respuesta a una pregunta sobre las actividades iraníes dentro de Irak.

Según Washington, están vinculados con la Fuerza «Qods« (Jerusalén, en árabe) de los Guardianes de la Revolución de Irán, una facción que ayuda a los insurgentes a fabricar artefactos explosivas. Irán mantiene que los cinco detenidos sólo realizaban funciones consulares y ha exigido a EEUU que los libere. Sean McCormack, portavoz del Departamento de Estado, dijo que existe «una montaña de pruebas« sobre el apoyo que presta Irán a los insurgentes, y que EEUU divulgará detalles sobre ese vínculo una vez que determine qué información puede publicar sin comprometer a sus fuentes.

«Es una amenaza para nuestros soldados», dijo McCormack, que apuntó que hay «redes iraníes» que proporcionan tecnología y conocimientos a los insurgentes para elaborar minas más poderosas que las usadas contra las patrullas estadounidenses y británicas. Bush negó que con las acciones contra los iraníes, EEUU esté ampliando sus operaciones fuera de las fronteras de Irak. «Esa suposición simplemente no es correcta«, dijo el presidente tras una reunión con el general del Ejército David Petraeus.

Por otra parte, Irak sigue siendo un punto negro en la política militar estadounidense. En la jornada de ayer, al menos 62 personas han muerto en distintos enfrentamientos y ataques en Irak, incluidos 38 cadáveres encontrados en distintos puntos de la capital iraquí, víctimas de la violencia interconfesional entre musulmanes chiíes y suníes, y un marine estadounidense.