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EFE-JERUSALÉN
Las fuerzas de seguridad israelíes detuvieron ayer a al menos a 70 personas en los disturbios ocurridos en Jerusalén Este y la ciudad cisjordana de Belén por la polémica construcción de una rampa que conduce a la Explanada de las Mezquitas de la ciudad santa.

El jefe de Policía del distrito de Jerusalén, Ilán Franco, decidió ayer continuar con las medidas restrictivas a la población árabe en la zona este de la ciudad y en torno a la Explanada de las Mezquitas -en la Ciudad Vieja-, tras los últimos sucesos violentos, informó la radio pública israelí.

Las revisiones y cacheos a la población árabe local en los accesos a la Ciudad Vieja continuarán en pie y hoy también se impedirá acudir a los rezos en las mezquitas de Al Aqsa y Omar a los varones menores de 45 años.

La mayor parte de los detenidos, en su mayoría palestinos menores de edad fueron arrestados por soldados israelíes por protagonizar disturbios, con lanzamiento de piedras incluido, contra la tumba de la matriarca bíblica de Raquel, venerada por los judíos, a las afueras de Belén.

El lugar está controlado por el Ejército israelí, que entregó los detenidos a las fuerzas policiales para su posterior interrogatorio.

Las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, facción armada vinculada al movimiento nacionalista palestino Al Fatah, amenazaron esta semana con destruir sinagogas y otros santuarios judíos si proseguían las obras en torno a la Explanada de las Mezquitas, que el mundo islámico cree tienen por objeto socavar los cimientos de las mezquita de Al Aqsa, tercera en importancia del Islam, después de La Meca y Medina.

Por otra parte, varias decenas de árabes fueron detenidos en Jerusalén tras atacar también a pedradas una comisaría de policía ubicada en la ciudadela antigua.

Por la mañana varios jóvenes árabes apedrearon también un autobús turístico en el Monte de los Olivos.