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EP/AP-BAGRAM (AFGANISTÀN)
Una veintena de personas murieron ayer y varias más resultaron heridas en un atentado suicida en la entrada de la principal base estadounidense en Afganistán, en Bagram, en cuyo interior se encontraba el vicepresidente norteamericano, Dick Cheney, quien resultó ileso. Los talibán se apresuraron a reivindicar la autoría del ataque y a asegurar que su objetivo era el propio Cheney.

Pese a todo, existía una cierta confusión en torno al número de muertos. La OTAN ha informado de tres muertos y 27 heridos y de que entre los fallecidos figuran un soldado estadounidense, un militar surcoreano de la coalición internacional y un contratista del Gobierno estadounidense cuya nacionalidad no ha sido revelada.

El atentado suicida causó la muerte de alrededor de una veintena de personas y heridas a otras 11 en el exterior de la principal base estadounidense en Afganistán, Bagram, según informó el Ministerio afgano del Interior. En el momento del atentado se encontraba dentro de la base el vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, quien se encuentra a salvo.

El portavoz del Ministerio del Interior afgano, Zemeri Bashary, informó de que el atentado fue cometido por un terrorista suicida, pero no pudo precisar si fue perpetrado a pie o desde un coche bomba.

La explosión se produjo hacia las diez de la mañana (seis y media de la madrugada en España) en la puerta principal de la base en Bagram y causó 19 muertos, según informó el jefe de del departamento público de salud de la provincia, Joya Mohamed Qasim Sayedi. El gobernador, Abdul Jabar Taqwa, informó de que se vieron «de 18 a 20 cadáveres» en el suelo tras la explosión.

Cheney, que pasó la noche en Bagram, salió en un avión de la base casi dos horas después de la explosión. El mandatario se entrevistó posteriormente en Kabul -a 50 kilómetros al sur de Bagram- con el presidente de Afganistán, Hamid Karzai.