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EFE-WASHINGTON
El presidente de EEUU, George W. Bush, llamó ayer a su viejo amigo el secretario de Justicia, Alberto Gonzales, para expresarle su apoyo en medio de las peticiones de dimisión tras el escándalo desatado por el despido de ocho fiscales federales.

Perino aseguró que los rumores que indican que se le está buscando un sustituto «no son ciertos».

La llamada de Bush se produjo después de que se registrara en las últimas horas una escalada en la tensión que envuelve al fiscal general, para el que, según distintos medios de prensa desmentidos oficialmente, la Casa Blanca habría ya empezado a buscar sustituto.

«El presidente reafirmó su fuerte respaldo y su apoyo al fiscal general», dijo ayer la portavoz de la Casa Blanca Dana Perino, quien reiteró que la llamada de Bush se produjo para «reafirmar su apoyo».

El apoyo mostrado a González desde la Casa Blanca es mucho más contundente que el manifestado hasta ahora.

Por su parte, el Senado estadounidense aprobó un proyecto de ley por el que se elimina un apartado de la Ley antiterrorista por el que se permitía al secretario de Justicia designar fiscales estatales sin la autorización de la Cámara Alta.

El Senado aprobó por 92 votos a favor y dos en contra la nueva medida, que ahora deberá ser votada en la Cámara Baja.

El proyecto de ley prevé un límite de 120 días para que la administración designe a un fiscal interino. En caso de que éste no sea confirmado por la Cámara Alta en ese período, se nombrará a un sustituto permanente por un juez de distrito federal.