La secuencia refleja la reacción del secretario general de la ONU junto a un impasible Maliki tras oírse la detonación. Foto: REUTERS
OTR/PRESS-BAGDAD/MADRID
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ya tiene con qué aliñar sus historias sobre diplomacia internacional para sus nietos. El máximo responsable de Naciones Unidas vivió su bautismo de fuego en Irak, precisamente en su primera visita al país mesopotámico desde que se puso al frente de la ONU en enero. Justo en el momento en el que el primer ministro iraquí, Nuri Al Maliki, aseguraba que la visita de Ban Ki-moon era «un mensaje al mundo» de que Bagdad va «camino a la estabilidad», la explosión de un mortero a 50 metros de la oficina del jefe del Ejecutivo iraquí sacudió a los asistentes, entre ellos a Ban Ki-Moon, evidentemente consternado por una deflagración en la «Zona Verde» de Bagdad.
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