Aunque la mayoría de las centrifugadoras funcionen sin carga y en vacío, de esa forma se logra avanzar en su control.
Ese paso se certifica en una carta escrita por el subdirector del OIEA para Salvaguardas, el finlandés Olli Heinonen, dirigida a los países miembros del organismo.
La misiva indica que Teherán ha puesto en marcha 1.312 centrifugadoras de gas, en ocho redes de 164 aparatos cada una, y algunas estaban siendo alimentadas con hexafluoruro de uranio (UF6), lo que supone un paso hacia el enriquecimiento de uranio a nivel industrial.
El UF6 es un gas precursor del uranio necesario en el proceso de purificación de ese material, que tiene tanto aplicaciones de tipo civil como militar.
Se trata de una tarea relacionada con el programa iraní de enriquecimiento de uranio y por tanto vetada por las últimas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
La carta del inspector jefe del OIEA también lamenta las trabas para que los expertos de la ONU visiten la planta de agua pesada de Arak, que podría producir plutonio, otro material que podría usarse para fabricar bombas atómicas.
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