Las diferencias entre ambos giran en torno a sus respectivos modelos de sociedad y a la forma en la que ejercerán el poder. Sarkozy quiere «rehabilitar el trabajo, el esfuerzo, el mérito y el gusto por el riesgo», mientras que Royal, en su «Pacto Presidencial», acentúa la educación, la formación y la innovación. Pero ya sea Sarkozy o Royal, el sexto presidente de Francia tendrá que nombrar a un primer ministro, preparar las elecciones legislativas del 10 y 17 de junio, y plasmar su primeras medidas.
Reflejo de esos nuevos aires es que Francia se dispone a elegir entre un divorciado casado en segundas nupcias y padre de tres hijos de sus dos matrimonios y una soltera madre de cuatro hijos tenidos con su compañero y líder socialista, François Hollande. Los sondeos ampliaban ayer la ventaja del líder conservador que le daban hasta un 55% de los sufragios, frente al 45% de Royal.
El conservador desea hacer reformas en Francia, especialmente económicas, y subraya la necesidad de «liquidar» el espíritu de Mayo del 68, para acabar con los «bloqueos» y la «impotencia pública» y relanzar «la moral, la autoridad y el trabajo». Por su parte, la socialista apuesta por cambios institucionales profundos que den paso a una VI República con mayor peso ciudadano.
El elegido tendrá un máximo de una decena de días para entrar en el Elíseo, ya que oficialmente el cargo de Chirac expira a la medianoche del próximo 17 de mayo. Sarkozy ha dicho que de ser el afortunado se tomaría unos días de asueto para «habitar la función» de jefe de Estado. Royal no ha dado ningún detalle.
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