La terminal está bajo control de la ANP, pero se abre bajo supervisión de un contingente de observadores de la Unión Europea y de Israel por un sistema de circuito cerrado.
El cuartel general de la Seguridad Preventiva y el complejo Al Anzar, sede de los cuerpos de seguridad paramilitares, están rodeados por unos dos mil hombres de la milicia Azedin Al Kasam, de Hamás, que «les han cortado todas las líneas de aprovisionamiento», dijeron fuentes de ese grupo armado.
Un portavoz de la Presidencia palestina confirmó que la táctica de los islamistas es concentrar todos sus esfuerzos en un mismo blanco, desgastar a los atrincherados y obligarlos a rendirse.
«Nuestro objetivo son los aparatos de seguridad, estén donde estén», explicó el portavoz de Azedin Al-Kasam, Abu Obaida, que ha dado un plazo de 48 horas a las fuerzas oficialistas para que depongan las armas. Por medio de esta táctica, han conseguido apoderarse de casi toda la franja, incluida la frontera con Egipto.
Obaida afirmó que también el paso de Rafah está bajo su control, pero que sus milicianos no han entrado en la terminal «porque no es seguro para ellos, debido a que hay aviones no pilotados de Israel sobrevolando y las autoridades israelíes los vigilan con cámaras».
Los observadores europeos están en la ciudad israelí de Ashkelón, al norte de la franja, razón por la que no han podido confirmar la toma de la terminal, generalmente custodiada por la Guardia Presidencial de la ANP.
No obstante, fuentes de las fuerzas de seguridad leales a Al Fatah afirmaron que «se trata de propaganda».
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