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EFE-PARÍS
El presidente francés, el conservador Nicolas Sarkozy, y su primer ministro, Francois Fillon, confirmado hoy en su puesto, afrontan una complicada remodelación del Ejecutivo tras el revés sufrido en la última ronda de las Legislativas y la derrota del «número dos» del Gobierno, Alain Juppé.

Fillon acudió al Elíseo para analizar con Sarkozy los resultados electorales y empezar a perfilar la remodelación de su Ejecutivo que puede ser mucho más complicada de lo previsto por la derrota de Juppé a manos de una socialista en su feudo de Burdeos (suroeste), una circunscripción en poder de la derecha desde 1947.

Aunque el partido conservador gobernante, UMP, presidido por Sarkozy hasta su acceso al Elíseo hace un mes, seguirá teniendo la mayoría absoluta de la que gozaba en la Cámara de los diputados desde 2002, su retroceso ayer y el igualmente imprevisto repunte de los socialistas son una advertencia de los franceses al presidente.

«Conforme a la tradición republicana al día siguiente de elecciones legislativas», Fillon presentó la dimisión del Ejecutivo a Sarkozy, que la aceptó y que acto seguido le eligió de nuevo para el cargo y para que «forme un nuevo Gobierno», informó el Elíseo.

Juppé, ex primer ministro cuyo pasado político y talla internacional habían dado peso y consistencia a la nueva cartera de Ecología y Desarrollo Sostenible, anunció que presentará su dimisión, en aplicación de la regla dictada por Fillon de que todo ministro derrotado tendría que renunciar.

En contraste con su elegante declaración, el también y aún alcalde de Burdeos parecía hoy visiblemente amargado y, al inaugurar la feria internacional de vinos que acoge la ciudad, espetó a los periodistas que «si me muriera, estaríais contentos».

Reemplazar a Juppé, el único derrotado de los once miembros del Gobierno que optaban en las Legislativas, es todo un quebradero de cabeza, ya que ese «superministerio» se había creado a su medida.

Se barajaban varios posibles sustitutos, como el ex ministro de Exteriores Michel Barnier, o el actual titular de Economía Jean-Louis Borloo, que a su vez sería reemplazado en su puesto por el jefe de la aseguradora Axa, Henri de Castries.

Otras ideas, evocadas por la prensa, es que el «superministerio» sea disgregado, o que el propio Fillon se quede con él y reparta las distintas competencias entre diversos secretarios de Estado.

La mención de Borloo como posible sustituto de Juppé puede sorprender dado que se le culpa en la Unión para un Movimiento Popular (UMP) de causar la polémica sobre el proyecto de «IVA social» (subida del impuesto sobre el valor añadido emparejada a una bajada de las cotizaciones sociales).

Un proyecto que la izquierda utilizó como arma principal de la campaña entre las dos vueltas y con un éxito inesperado.

Finalmente la derecha tendrá 345 escaños y la izquierda 227 en la futura Cámara, según los últimos datos del Ministerio de Interior.