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Al cumplirse ayer el segundo aniversario de los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres (7-J), la Policía británica insistió en que la amenaza terrorista contra el Reino Unido no ha desaparecido, sino que es «real», «constante» y «mortífera». Este segundo aniversario coincide con los recientes ataques fallidos en Londres y Glasgow (Escocia), lo que ha puesto de manifiesto el alcance de la amenaza contra este país.

Las autoridades británicas y los familiares y amigos de las víctimas recordaron hoy el 7-J en el jardín contiguo a la estación de Metro de King's Cross, construido en memoria de las 52 personas que perdieron la vida cuando cuatro terroristas suicidas hicieron estallar las bombas que llevaban en sus mochilas.

El nuevo primer ministro británico, el laborista Gordon Brown, depositó un ramo de flores en King's Cross, con un mensaje que rezaba «Recordando y con mi más profundo pesar». El jefe de Gobierno acudió a la estación más afectada por una de las explosiones acompañado por el alcalde de Londres, Ken Livingstone, y el alcalde de París, Bertrand Delanoe.

Una vez que Brown hizo su ofrenda floral, los familiares de las víctimas hicieron lo mismo. Por su parte, el mensaje dejado por Livingstone decía: «Los terroristas trataron de dividirnos y fracasaron. Es a vosotros que recordamos y construiremos una ciudad que merezca vuestros nombres». Poco después, todos guardaron varios minutos de silencio antes de las 9.00, cuando las bombas explotaron hace dos años. En los atentados del 7-J, 56 personas murieron -cuatro de ellas los terroristas- y unas 700 resultaron heridas cuando sendas bombas explotaron en tres trenes del metro y en un autobús urbano en la plaza Tavistock, próxima al Museo Británico.

Por otra parte, unas ocho personas vinculadas a grupos radicales, entre ellos la red terrorista Al Qaeda, trabajan para la policía británica, afirmó ayer el diario «Daily Mail». Al parecer, los servicios secretos británicos MI5 ayudaron a elaborar una lista de individuos que trabajan como agentes o personal civil para varias fuerzas del orden del Reino Unido, entre ellas Scotland Yard, según el citado periódico.