Fuentes del centro de seguridad común de Tikrit explicaron que la onda expansiva destruyó medio centenar viviendas, unos veinticinco locales comerciales, y dejó calcinados a más de cincuenta vehículos. El tendido eléctrico y los conductos de agua también se han visto seriamente dañados por el atentado, y los cortes afectan a gran parte de la población.
Al anochecer, los equipos de rescate continuaban las labores de recate con la esperanza de poder encontrar a alguien con vida entre los escombros. Las autoridades locales han hecho una llamada de emergencia porque en los hospitales no hay sangre suficiente para atender a los afectados.
Asimismo han pedido todo tipo ayuda material para atender a las víctimas de este atentado, en una población mayoritariamente turcomana y kurda de credo chií. El doctor Hasan Zein el Abedin, director de Sanidad de la provincia de Salahedin, había revelado anteriormente que entre las víctimas había niños y mujeres. Armarli depende administrativamente de la localidad de Al Toz, a unos 90 kilómetros al este de Tikrit, capital de la provincia de Salahedin.
La violencia persiste en Irak, pese a los planes y amplios operativos de seguridad vigentes desde hace varios meses en Bagdad y diversas zonas del país, en los que participan decenas de miles de soldados estadounidenses e iraquíes. Pocas horas después de este ataque, tres militares iraquíes murieron y cinco civiles resultaron heridos tras la explosión de una bomba en las proximidades de una gasolinera de la ciudad de Al Deluiya.
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