El Tribunal Supremo de Libia confirmó ayer las condenas a muerte de las cinco enfermeras búlgaras y el médico palestino declarados culpables de contagiar deliberadamente el virus del sida a más de 400 niños libios, de los que ya 56 han fallecido.
Aunque se agota así la fase judicial del caso de las enfermeras Kristiana Valcheva, Nasia Nenova, Valia Cherveniashka, Valentina Siropulo y Snezhana Dimitrova y el médico Ashraf al Hadzoudz, que llevan ocho años y cinco meses encarcelados en el país árabe, la decisión última queda ahora en manos de la política. Será el Consejo Judicial Superior de Libia al que corresponderá confirmar, revocar o conmutar las penas.
Reunión
Este organismo se reunirá el próximo lunes, aunque se desconoce si se pronunciará de forma definitiva ese mismo día. Así lo indicó ayer en Trípoli el titular libio de Asuntos Exteriores, Abdelrahman Chalgham, quien señaló que, además del carácter meramente jurídico del caso, el Consejo tendrá en cuenta cuestiones como la ayuda humanitaria y las indemnizaciones a las familias de los niños contagiados, los años que los sanitarios llevan en la cárcel y su edad.
Si las condenas se conmutan por penas de cárcel, se podrá aplicar el convenio jurídico vigente entre Bulgaria y Libia y las enfermeras y el médico palestino, al que recientemente se concedió la ciudadanía búlgara, podrían ser trasladados al país balcánico.
Las autoridades búlgaras defienden la inocencia de los trabajadores sanitarios, que aseguran que la epidemia de sida estuvo causada realmente por las condiciones de insalubridad en el hospital infantil de Bengasi.
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