Una interminable caravana de vehículos y personas se dirigieron desde las poblaciones de alrededor del campamento hasta donde permiten los fuertes controles militares para ver con sus propios ojos la consumación de la toma de la localidad. «Hoy (ayer) es el día más feliz de nuestra vida, ya no podíamos esperar más», aseguró Ahmed Sayud, un joven libanés de la cercana localidad de Wadi Yamus, que confiesa que debido a la crisis perdió su trabajo en una carpintería.
Miseria
Sayud, que se quejó de que «nos han reducido a la miseria» y de que el norte del país «es la región olvidada de Líbano», explicó que el cerco policial le impide volver a su pueblo de donde salió esta mañana con destino a Trípoli. El control total del campamento siguió a la muerte ayer de cerca de 30 milicianos de Fatah Al Islam cuando intentaban huir del campamento, apoyados desde fuera por un comando formado por cinco o seis personas, según fuentes militares.
En este intento de fuga murieron al menos dos soldados libaneses, que intentaban impedir que los «yihadistas» atravesaran el cerco de seguridad.
A pesar de que aparentemente la crisis ha finalizado, el Ejército libanés continúa buscando a los combatientes que hayan podido huir, por lo que ha cerrado las carreteras que conducen a Siria, la única salida terrestre del país. Fuentes militares, que pidieron el anonimato, dijeron que a pesar de la importancia de esta victoria que abre la puerta a un nuevo capítulo den la historia del Líbano, el Ejército no baja la guardia y continúa la búsqueda de posibles células durmientes de Fatah Al Islam en el país.
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