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EFE-LAHORE Al menos 31 personas han muerto y otras 44 han resultado heridas en dos atentados suicidas simultáneos en la localidad de Rawalpindi, adyacente a Islamabad y donde se encuentran los cuarteles generales del Ejército de Pakistán.

El portavoz de las Fuerzas Armadas, Waheed Arshad, confirmó que los dos ataques fueron perpetrados por sendos terroristas suicidas, que hicieron estallar los explosivos que llevaban encima en un autobús del Ministerio de Defensa y un mercado, respectivamente, con apenas quince minutos de diferencia.

La primera explosión se produjo hacia las 07.20 hora local un autocar que transportaba a empleados de Defensa, y causó la muerte a 24 personas y heridas a otras 30, según Arshad. Algunos medios locales apuntaron a que los fallecidos eran empleados de la Comisión de Energía Atómica de Pakistán que acudían a trabajar a la zona del mercado Qasim, un área de alta seguridad, pero este extremo no fue confirmado oficialmente.

Poco después, otro suicida que al parecer viajaba en una motocicleta hizo estallar la bomba que llevaba consigo en el mercado conocido como R.A., situado a unos 1.500 metros del lugar del primer ataque y cerca de los cuarteles del Ejército. Esa explosión acabó con la vida de siete personas al menos e hirió a una decena, informó el ministro del Interior, Aftab Ahmed Khan Sherpao. Fuentes policiales consultadas por Efe indicaron que por el momento se desconoce la autoría de los atentados, que fueron duramente condenados por el presidente paquistaní, el general Pervez Musharraf.

El jefe del Estado expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas y pidió a las fuerzas de seguridad que emprendan una investigación «inmediata y exhaustiva» para «llevar a los responsables de este atroz crimen ante la Justicia».

También el primer ministro, Shaukhat Aziz, transmitió sus condolencias a los familiares de las víctimas de los actos «terroristas» y apuntó a elementos del integrismo como los posibles responsables. «La militancia y el extremismo son amenazas a la sociedad y debemos rechazarlos para la estabilidad del país y un futuro mejor», dijo Aziz, antes de señalar que los equipos de investigación ya han empezado a trabajar para hallar a los culpables de los atentados.

El número de ataques en Pakistán se ha incrementado desde que el Ejército lanzó, el pasado julio, la operación contra la Mezquita Roja de Islamabad, considerada un nido de radicales.

Por otro lado, el Gobierno paquistaní ha puesto en libertad a 100 miembros de la tribu Mahsud, que fueron encarcelados poco después del secuestro de 150 militares paquistaníes en el cinturón tribal del oeste de Pakistán, informó ayer una fuente oficial.