Algunas calles de Karachi tuvieron que cerrarse al tráfico ante la virulencia de las protestas. Foto: AKBAR BALOCH/REUTERS

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AGENCIAS-LAHORE Las autoridades paquistaníes ordenaron un despliegue de las fuerzas de seguridad para controlar la situación, que continúa siendo tensa en algunos barrios. Y es que al algunas zonas de la ciudad de Karachi (sur de Pakistán) registraron ayer quemas de neumáticos y lanzamientos de piedras por parte de grupos de jóvenes furiosos por el atentado que este jueves causó 140 muertos al paso de la comitiva de la dirigente Benazir Bhutto.

En las áreas de Lyari, Mauripur, Safura y Gadap, el tráfico quedó interrumpido por varios grupos de personas que protestaban contra los atentados, y muchas tiendas cerraron ayer por segundo día sus puertas.

Varias ciudades de la región de Karachi, observaron huelgas y manifestaciones en protesta por el atentado, que alcanzó a los reunidos para festejar la llegada de Benazir Bhutto a Pakistán tras casi nueve años de exilio voluntario.

La formación de Bhutto, el Partido Popular de Pakistán, había anunciado tres días de luto tras el crimen, mientras los habitantes de Karachi luchan todavía por recuperarse del estupor.

A la busca de pistas para aclarar las dos explosiones, la Policía difundió ayer el retrato de uno de los presuntos responsables del ataque, tras recuperar su cabeza -seccionada del resto del cuerpo- entre los restos de la segunda explosión.

El jefe de Policía de Karachi, Azhar Faruqi, aseguró que la investigación progresa «en la dirección adecuada», pero evitó atribuir el ataque a ningún grupo en particular.

Mientras, al menos ocho personas han muerto y doce más resultaron heridas ayer en un atentado con coche bomba contra un autobús que circulaba por la ciudad suroccidental paquistaní de Dera Bugti.

Según la Policía, la explosión tuvo lugar en una furgoneta de pasajeros que se encontraba vacía en el Mail Bazaar de la ciudad, y de hecho los fallecidos estaban de pie junto al vehículo, que cubría el trayecto entre las ciudades de Dera Bugti y Sui. Los muertos y heridos -cinco de ellos graves- fueron trasladados a distintos hospitales de la ciudad y de la capital de la región de Baluchistán, Quetta.