Los carteles de los candidatos, entre ellos los de Cristina Kirchner, se dejaban ver ayer durante la jornada de reflexión.

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EFE-BUENOS AIRES
Cerca de 27'1 millones de argentinos están habilitados para votar en los comicios presidenciales de hoy, domingo, en los que además se renovará al Parlamento, y elegirán gobernadores de ocho provincias, entre más de 400 cargos. Además de presidente y vicepresidente, los argentinos elegirán 130 diputados nacionales para renovar la mitad del cuerpo y 24 senadores para reemplazar un tercio de los integrantes de la Cámara alta, además de ocho gobernadores provinciales, junto con 209 diputados y 63 senadores para nueve provincias.

Los ciudadanos votarán en un total de 73.711 mesas distribuidas en los 24 distritos electorales del país, que mañana celebrará los comicios presidenciales por sexta vez consecutiva desde el regreso de la democracia en 1983, después de la última dictadura militar iniciada en 1976. Se trata del período en democracia más extenso que registra Argentina desde la sanción del voto «obligatorio, secreto y universal», en 1912.

También será la primera vez que tres mujeres se disputen la jefatura de Estado y que incluso, dos de ellas, la oficialista Cristina Fernández y la dirigente de centroizquierda Elisa Carrió, son las que tienen mayores posibilidades de suceder a Néstor Kirchner, según los sondeos.

Las encuestas ubican como favorita por una amplia ventaja a la primera dama y senadora Fernández, seguida por Carrió, mientras que la candidata de izquierda Vilma Ripoll se posiciona detrás de los seis principales postulantes. De ser así Kirchner será la primera presidenta de Argentina en ser elegida por las urnas. En total, los argentinos podrán elegir entre 14 candidatos a presidente, que deberán obtener el 45 por ciento de los votos, o el 40 por ciento, con un 10 por ciento de diferencia sobre el segundo más elegido, para asumir el 10 de diciembre como el próximo mandatario, según establece la legislación local.

La fragmentación del justicialismo (peronismo) y el radicalismo, los dos partidos más tradicionales de Argentina, hizo que paradójicamente en esta elección ninguna de las listas presidenciales se presente bajo el paraguas de estas históricas denominaciones políticas. De hecho, las fórmulas con más intención de voto se nutren de candidatos procedentes del justicialismo, del radicalismo y el socialismo, que en varios casos han profundizado su propio enfrentamiento con numerosas críticas cruzadas.