Simpatizantes del clérigo chií Muqtada Al Sadr queman una bandera estadounidense en Bagdad. Foto:S.AHMED-EFE

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OTR/PRESS-BAGDAD

Basora se despertó con la tercera jornada de enfrentamientos entre las Fuerzas de Seguridad iraquíes y las milicias de Muqtada Al Sadr. Los seguidores de este clérigo radical chií parecen estar detrás de la explosión que destrozó un tramo de uno de los dos principales oleoductos para la exportación del sur del país, lo que provocará una reducción considerable de las exportaciones de crudo y desató subidas en los precios petrolíferos.

A esta demostración de fuerza se sumó otra de convocatoria, con miles de simpatizantes de Al Sadr manifestándose en Bagdad contra las operaciones militares mientras suenan los ecos de una revuelta civil y los muertos se cuentan ya con tres dígitos.

Un representante de la compañía propietaria del conducto saboteado, Southern Oil Company, confirmó el incidente, sucedido en uno de las principales salidas para la exportación del sur del estado iraquí.

El oleoducto «fue gravemente dañado con bombas colocados debajo de él» y, en consecuencia, «las exportaciones de petróleo se verán muy afectadas porque es uno de los dos principales conductos que llevan crudo a las terminales del sur». Irak exportó 1,54 millones de barriles al día desde Basora durante el reciente mes de febrero y la compañía podría perder un tercio de estas salidas. Desde que comenzasen tres días atrás los intensos enfrentamientos entre el Ejército del Mahdi y el Gobierno iraquí se temió un suceso de este tipo, que en los mercados del petróleo se recibió con subidas tanto en el barril de referencia en Europa como en Estados Unidos de en torno a medio dólar a mitad de jornada, hasta rondar los 105 el 'brent' y los 107 el 'texas'. Los enfrentamientos armados en las ciudades de Basora y Kut ya se han cobrado alrededor de un centenar de vidas, según distintas fuentes, que elevaban ayer a alrededor de 300 el número de heridos. La lucha abierta se extiende también a otros puntos de Irak, entre ellos Bagdad, donde la situación ya empieza a ser preocupante en los barrios chiíes, que empiezan a escuchar explosiones y asistir a atentados incluso en la ultraprotegida Zona Verde, diana de morteros según informaciones ofrecidas por 'Al Jazeera'.

El Gobierno de Londres está dispuesto a admitir su responsabilidad en la muerte del iraquí Baha Mousa bajo custodia británica en el 2003 al reconocer que se violaron sus derechos humanos, anunció ayer el ministro de Defensa, Des Browne. En una declaración escrita a la Cámara de los Comunes, Browne señaló que también se asumirá esa violación de derechos en el caso de otros ocho iraquíes cuyas familias han demandado al Gobierno en un proceso judicial abierto en el Reino Unido. Siete soldados británicos fueron sometidos a un juicio marcial tras la muerte de Mousa, pero todos fueron absueltos del delito de maltrato a civiles iraquíes menos uno, Donald Payne, que se declaró culpable. El 30 de abril del 2007, Payne, el primer militar británico en ser procesado por crímenes de guerra según la Ley de la Corte Penal Internacional del 2001, fue condenado a un año de cárcel y expulsado del Ejército de Tierra. Baha Mousa, un recepcionista de hotel de 26 años, murió en los meses posteriores a la invasión de Irak.