La ex primera dama, reemprendiendo la campaña ayer en la ciudad de Shepherdstown, Virginia. Foto: REUTERS

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EFE-WASHINGTON

La victoria de Barack Obama en Carolina del Norte y el casi empate conseguido en Indiana representan un empujón de tal calibre para el senador por Illinois que muchos ya lo declararon ayer como el candidato «de hecho». El grupo de los que dan «por terminada» la carrera por la candidatura presidencial demócrata es abultado y ruidoso.

Entre ellos está el ex senador George McGovern, que apoyó inicialmente a Hillary Clinton y que la invitó ayer a tirar la toalla porque considera necesario un milagro para que se haga con la candidatura. «Mantendré el afecto y admiración por ellos toda mi vida», dijo McGovern de los Clinton.

Mientras tanto, el conocido encuestador John Zogby declaró simple y llanamente que «no hay posibilidades» de que Clinton pueda ganar y dijo estar convencido de que su retirada es cuestión de días. Los principales comentaristas políticos y medios del país son igual de contundentes. «Ahora ya sabemos quién va a ser el candidato demócrata y nadie va a disputarlo», dijo el presentador de la cadena NBC Tim Russert la pasada madrugada tras conocerse los resultados de las primarias.

El diario «The New York Times» mantiene que a Clinton se le agotan las opciones y «Los Angeles Times» asegura que, mientras que Obama va a velocidad de crucero, Clinton simplemente se «aferra» a una esquiva victoria. Pero lejos de dar señales de retirada, la campaña de Clinton asegura que la batalla continuará el próximo mes en las seis primarias restantes hasta el fin del proceso. «Obviamente necesitamos obtener buenos resultados en los próximos comicios», señaló ayer en conferencia telefónica Howard Wolfson, el principal portavoz de la campaña de Hillary, quien reconoció que la senadora ha aportado 6,4 millones de su bolsillo a la campaña desde mediados de abril. Wolfson destacó que esa inyección no es más que una prueba del «compromiso» de la senadora con la carrera presidencial.

Al mismo tiempo, la campaña parece preparada para incrementar la presión para que se cuenten los votos de Florida y Michigan, en los que Clinton se alzó con la victoria y que fueron penalizados por el partido sin enviar delegados a la convención de agosto en Denver (Colorado) por adelantar la fecha de las primarias.