TW
0
EFE-LA PAZ Los bolivianos acudieron ayer a su referendo sobre mandatos con calma a pesar de las tensiones de los últimos días, pero sin resolver las dudas sobre la fórmula de revocación de los prefectos (gobernadores), que se someten a esta consulta junto al presidente del país, Evo Morales.

La tranquilidad fue la tónica en las primeras horas del revocatorio, al que estaban llamados cuatro millones de bolivianos que depositaron sus sufragios en las más de 22.000 mesas electorales repartidas por toda la geografía nacional.

Tras la ola de protestas políticas y sociales que sacudió el país la pasada semana, en el «día de la verdad» para Morales, su vicepresidente, Àlvaro García Linera, y los prefectos sólo se produjeron algunos incidentes.

Uno de ellos ocurrió en la región del Beni (noreste) donde se produjo un asalto al envío de ánforas destinadas a la pequeña localidad de Yucumo, y el otro en La Paz, donde denunciaron que un hombre intentó disparar al prefecto opositor José Luis Paredes en unos hechos que se están investigando.

Sin embargo, en Bolivia se mantiene la incertidumbre y la confusión sobre qué porcentaje se aplicará para revocar a los prefectos ya que el Gobierno y la Corte Nacional Electoral defienden fórmulas distintas.

El Gobierno de Morales insistió ayer en que se debe acatar la ley que regula la consulta. En ella se establece que un prefecto será revocado si los votos en contra (el «no») superan el apoyo obtenido en las elecciones de 2005.