El presidente de EEUU, George W. Bush, antes de pronunciar su discurso ante los ministros de Finanzas del G-7 y de los presidentes del FMI y el Banco Mundial. Foto: CHRIS USHER/EFE

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CARLOS MUÑOZ ACEBES-WASHINGTON

Los países desarrollados se ven abocados, uno tras otro, a nacionalizar parcialmente la banca como única opción para inyectarle capital y evitar con ello que corte de tajo los créditos y provoque una recesión profunda. Ayer Francia indicó que es «muy probable» que los países europeos pongan dinero para rellenar las arcas de los bancos, un tema que se tratará en la cumbre extraordinaria de jefes de Estado de la Eurozona que tiene lugar hoy en París.

Reino Unido y EEUU ya han anunciado la compra de acciones de entidades financieras, mientras que otros países han tomado medidas de apoyo a los bancos que, en la práctica, son nacionalizaciones parciales encubiertas. Tras una semana de pesadilla en las Bolsas, se ha formado un consenso internacional a favor de la nacionalización parcial abierta a gran escala, que sólo ocurrió durante la Gran Depresión.

El G-7 (EEUU, Canadá, Japón, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia) dio su apoyo expreso a la medida ayer y también la respalda el FMI, el otrora adalid de la globalización financiera y el libre mercado. Se trata, según los expertos, de la única forma de garantizar que los bancos mantienen los préstamos a los consumidores que quieren adquirir un automóvil o las empresas que necesitan dinero a corto plazo para pagar a sus empleados.

El objetivo ya no es prevenir una recesión, que los analistas ven como inevitable, sino una depresión. El Gobierno estadounidense ha asumido parte de la responsabilidad de prestar directamente, saltándose a los bancos. La Reserva Federal anunció ayer que comprará pagarés de empresas, una medida sin precedentes.

Además, con la intervención de los gigantes Fannie Mae y Freddie Mac el Gobierno controla la mitad del mercado hipotecario del país, que asciende a doce billones de dólares. Al mismo tiempo, EEUU y la UE se han visto obligados a intervenir una docena de entidades, pero con cada toma de control el pánico en los mercados ha aumentado, pues los analistas han interpretado las acciones como evidencia de que la cesta del sistema financiero está llena de manzanas podridas.

Con la nacionalización parcial de todo el sistema financiero, los gobiernos intentarán separar las buenas de las malas.