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EFE-NUEVA YORK
El presidente de EEUU, George W. Bush, hizo ayer una decidida defensa de la economía de libre mercado, y reconoció que de la próxima reunión del Grupo de los Veinte (G20) deben de salir las reformas que impidan que se repita una crisis económica y financiera como la actual. En la víspera de la cumbre que EEUU presidirá en Washington hoy y mañana, su presidente aseguró en Nueva York que la sombría situación actual «no es un fracaso del sistema de libre mercado. Y la respuesta no es tratar de reinventar el sistema».

El presidente de EEUU, en un discurso pronunciado en el edificio donde nació el primer Congreso de este país, en pleno centro de Wall Street, aseguró que aunque las reformas del sistema financiero son «esenciales» para salir de la crisis, «la solución a largo plazo para los problemas actuales es el crecimiento económico sostenido». Bush defendió igualmente la apertura de mercados y el libre comercio, y señaló que el Congreso de EEUU tiene la «oportunidad inmediata» de demostrar su compromiso con la aprobación de los acuerdos de libre comercio con Colombia, Panamá y Corea del Sur, que tiene pendientes.

Respecto a la crisis, el presidente de EEUU subrayó que igual que no se gestó «de un día para otro, tampoco se solucionará de la noche a la mañana», al tiempo que apuntó que las acciones emprendidas por los países en las últimas semanas «están teniendo un impacto». En concreto, señaló que los mercados de crédito están empezando a reaccionar y la estabilidad «está volviendo a los sistemas financieros de todo el mundo en alguna medida».

«Se necesitará más tiempo para que estas mejoras se asienten y todavía nos quedan más días difíciles por delante», pronosticó Bush. En cuanto a la reunión del G20 que hoy presidirá en Washington, Bush subrayó que es la primera de otras que habrán de celebrar los ministros de Economía, pero subrayó que espera que en ella «se establezcan los principios para adaptar nuestros sistemas financieros a las realidades de los mercados del siglo XXI».

Insistió en que lograr esos objetivos requiere de «acciones decisivas de todos los gobiernos del mundo», pero también advirtió de que «la intervención del gobierno no es algo que todo lo cura», y como ejemplo puso que «muchos países europeos con más regulación» que EEUU «han experimentado problemas casi idénticos».