La cumbre del G-20 concluyó ayer con la determinación de reformar y fortalecer los mercados financieros, pero con la advertencia de que la responsabilidad es de cada país y que hay que evitar la regulación excesiva.
Al término de la cumbre, los jefes de Estado y de gobierno dieron a conocer una declaración final de 10 páginas, en las que se perfilan las futuras reformas que deberán acometer los países antes del 31 de marzo.
EE UU ha logrado imponer su tesis de que no conviene crear nuevos organismos y supervisores internacionales, como defendía Europa, así caer en una regulación excesiva que atente contra el libre mercado.
El G-20 afirmó que las reformas que se van a poner en marcha tendrán éxito sólo si «descansan en el libre mercado, en el respeto a la propiedad privada, y la libertad de comercio e inversión».
«Aunque reconocemos la necesidad de mejorar la regulación de los mercados financieros, debemos evitar la sobre-regulación, que pondría en peligro el crecimiento económico y aumentaría la contracción de los flujos de capital, incluidos los países en desarrollo», dice la declaración.
«Subrayamos la importancia crítica que tiene el rechazo del proteccionismo, y el no encerrarnos en tiempos de incertidumbre financiera».
En esta misma línea, el comunicado final animó a concluir antes de final de año la Ronda de Doha de liberalización comercial, y pide a los países que en los próximos doce meses no adopten ninguna medida proteccionista.
No obstante, reconocieron que es necesario fortalecer la transparencia y la regulación de los mercados, pero que debe ser responsabilidad de cada país.
Los Gobiernos nacionales constituyen «la primera línea de defensa contra la inestabilidad de los mercados», señalaron.
Principios
Así, toda reforma adoptada por un país debe descansar sobre varios principios. El primero es el de aumentar la responsabilidad y la transparencia de los mercados, especialmente en los productos financieros mas sofisticados.
El segundo es reforzar la regulación de cada país, y recomienda límites a las remuneraciones excesivas de los altos directivos, se controlen mejor las actividades de las entidades financieras trasnacionales, y se tomen medidas anticíclicas para evitar el agravamiento de las crisis económicas.
Otro de los puntos es promover la integridad ética de los mercados financieros y proteger a los consumidores, evitando conflictos de intereses y previniendo la manipulación ilegal, las actividades fraudulentas y los abusos.
Cada país deberá además poner su grano de arena para reforzar la cooperación internacional, en materia de regulación y de vigilancia.
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