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OTR/PRESS-WASHINGTON El todavía presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en un repaso a sus ocho años de mandato, admite que «el mayor error de toda su presidencia» fue pensar que Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva. En cuanto a la mayor decepción, se la atribuye a la imposibilidad de lograr la aprobación de una amplia reforma sobre la ley de inmigración.

Por otro lado, el presidente niega sentirse culpable por la crisis financiera, pues muchas de las decisiones erroneas de Wall Street «se tomaron antes» de que él llegara. Además, está «seguro» de que mucha gente votó al demócrata Barack Obama por su culpa. Sin embargo, ofrece toda su ayuda al presidente electo, con el que está trabajando «conjuntamente», hasta su nombramiento.

Especulaciones
Bush se negó a «especular» sobre si hubiera ido a la guerra de saber que no existían las armas de destrucción masiva. «Eso es más de lo que puedo hacer». A pesar de todo, de los fallos de Inteligencia, y de las acusaciones de administrar mal la guerra, Bush defendió su decisión de no retirar las tropas por sus valores. «He escuchado un montón de voces, pero en última instancia escuché esta voz: No voy a dejar a su hijo morir en vano». «Creo que podemos ganar, y voy a hacer todo lo posible porque sea así».

Por otro lado, Bush señaló que una de sus mayores decepciones como presidente fue el fracaso a la hora de aprobar una amplia reforma de la ley de inmigración.

«Creo que el debate sobre el tema de la inmigración no muestra la verdadera naturaleza de América como un país acogedor», dijo. «Comprendo perfectamente que tenemos que cumplir la ley y respetar las fronteras. Sin embargo, el debate socava la verdadera grandeza de América, que es que damos la bienvenida a la gente que quiere trabajar duro para mantener a sus familias».

Reflexionando sobre su tiempo en el Despacho Oval, Bush dijo que espera ser recordado como un hombre que tomó decisiones difíciles con principios, y que «no vendió su alma a la política». Además, también habló de su papel como «consolador en jefe». «El presidente acaba con la pena de un montón de gente en su alma», afirmó.